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lunes, 3 de enero de 2011

LOS VINOS DE MACERACIÓN CARBÓNICA, GRAN NOTICIA ....


Me alegra leer este tipo de noticias cuando llegan a mi correo. Tener noticias sobre lo bien que ha ido un certamen dedicado al vino, como es el Salón Primer, dedicado a los vinos de elaboración de maceración carbónica. Encuentro que es algo arriesgado, después de que muchas bodegas dejaran de producir este tipo de vino por su baja demanda. Resulta extraño que en un viaje por La Rioja, visitando varias bodegas y con un interés personal por encontrar vinos de maceración carbónica, los cuales me resultan muy interesantes, muchas bodegas me dijeran que habían dejado de producir tal tipo de vino………. Pues bien, parece esto un resurgir del vino primario, donde buscar la fruta sea lo primordial, juventud y frescura. Ah! Y no solo en tintos, ahora también se atreven con los blancos.
Bueno, aquí os dejo con el resumen del Salón Primer 2010, Newsletter Número 159 Enero 2011 de la revista MI VINO

“Que el vino de maceración carbónica está de moda no lo pregonamos nosotros, ya se encargan los doce mil asistentes a la decimotercera edición del Salón PRIMER, un récord absoluto que ahuyenta cualquier superstición relacionada con este número. Bromas aparte, no sabemos si por efecto de la crisis, por la cercanía de las navidades o porque realmente, y así queremos pensarlo, el público demanda vinos jóvenes, frescos y sencillos. Pero no sólo en la asistencia masiva de público reside el éxito de esta edición, sino en su satisfacción con el nivel de los vinos presentados, elaborados en su mayoría por el estilo de maceración carbónica de siempre, el aromático y suave al paladar. Podemos hablar sin temor a equivocarnos del nivel más alto de la última década.

Añada 2010
Y es que ya hemos venido anunciando que estos últimos diez años no serán para recordar, con excepción de la añada de 2005, que, en general, dejó grandes vinos. Observábamos, sin embargo, un repunte de la calidad en 2009 que ahora se ve confirmado en estas tempranas muestras de la añada 2010, una añada que parece haber dejado satisfechos a los productores de todas las zonas de España.
Las abundantes lluvias del pasado invierno, las nevadas y un verano suave que ha propiciado una lenta maduración de la uva auguran, según los viticultores y enólogos, una añada 2010 perfecta para los vinos de guarda.
Sin embargo, los impacientes, aquellos que no se resignan a esperar, creerán al descorchar una botella de esta añada que le faltan aromas, que destaca ligeramente la madera (aunque menos que otros años) envuelto todo en un sabor más ácido de lo habitual. Esto, que los que se han dejado llevar por las prisas interpretan como defectos, no es otra cosa que el anuncio de lo que serán unos grandes vinos que podrán, en algunos casos, soportar incluso varias décadas.

Beber sin prejuicios
Es cierto que este tipo de vinos parecen estar en otra división inferior, a la de los vinos que triunfan por el mundo, mimados por los medios de comunicación especializados. Parecen vinos menores en esa carrera enloquecida donde el planeta vinícola compite en elaboraciones de vinos con la tecnología más novedosa, en la utilización de las maderas más exóticas, elaborando vinos de un intensísimo color, más duros y ásperos (viriles, como gustan en llamar los esnobs), tocados todos con el glamour de los enólogos estrella... Por fortuna, estos vinos más naturales e inmediatos ponen un poco de cordura en el mercado, con la utilización de la tecnología justa, sin excesos. Ese galimatías de mercado tiene perplejo a un público agotado por tanta información, acomplejado e indefenso por la complejidad de la oferta.

La pareja ideal
A todo esto, hay que añadir que los consumidores no catan los vinos: los toman, los disfrutan o los desprecian. Y siempre los disfrutan como acompañamiento de las comidas. Los vinos de maceración carbónica funcionan espléndidamente como vinos todo terreno, y por su precio son los mejores candidatos como vino cotidiano. Y para empezar, hay que despejar muchas preguntas sobre cuáles son los alimentos que mejor combinan con estos vinos afrutados, coloristas, vivarachos y fragantes.
El primer candidato, siempre socorrido, es un plato de huevos fritos con chorizo y crujientes patatas fritas. Cierto es que la mezcla libera la sensación grasa, pero también potencia todo lo bueno de ambos. La segunda combinación es un clásico del final de la poda de invierno. Con la leña sobrante, se suele realizar una barbacoa en el campo, y qué mejor vino que un fresco maceración carbónica para aliviar los primeros fríos. El éxito de esta combinación no es en sí la mezcla, que ya anunciamos que es magnífica, sino el hecho de haber terminado la fatigosa tarea de podar.
La tercera, menos habitual en la península, consiste en tomar sobrasada untada en un buen pan de Mallorca. Aromáticamente, hay similitud, pero sobre todo el verdadero juego comienza en el paladar: la cremosidad de la sobrasada captura la leve tanicidad del vino, suavizando la mezcla y haciendo cada bocado más apetitoso si cabe. Pero son únicamente tres posibilidades, las hay para todos los gustos.”




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